sábado, 31 de diciembre de 2011

Conversación sobre las despedidas y los nuevos comienzos

¿Y por qué no escribís algo?
Estuve a punto, pero este año me he quedado sin tinta. La mía cuesta conseguirla, ya que no hay nada en este mundo que tenga valor para comprarla. Es caprichosa, amante de lo idílico, si la busco me da la espalda y si la ignoro corre hacia a mi pidiendo ser usada. Creo también que debería escribir, pero lo que yo piense no importa mucho.
Me sería más sencillo si me conversaras, quizá así pueda engañarla, y crear poesía con ella, fingiendo conversar, se dejaría usar creyéndose ignorada, casi como usando la esencia de una seducción. Me podés preguntar, por ejemplo, qué pienso de las despedidas?

¿Y por que sobre despedidas?
Yo te diría porque son inevitables, sin despedidas, no podría haber amor ni amistad, por la desdicha de precisar la ausencia para saber apreciar. Pensaría que son saludables, aunque quizá no me atrevería a decírtelo, por miedo a lo que opinés de mi, con suerte, confesaría mi afición hacia la despedida, y mi manía de permanecer en la vida de las personas solo lo necesario para apreciar la despedida.
Ahora dirás, entonces ¿qué pasa con los nuevos comienzos? Señor aficionado a la despedida.

Muy bien, ¿Qué pasa con los nuevos comienzos?
De ellos no sé escribir. Aunque sé vivirlos con frecuencia. Siempre traen nueva perspectiva, contenida en los ojos de personas admirables, vos por ejemplo, no medís los sueños con la vara que uso yo, imposible saberlo sin un nuevo comienzo. Yo por ejemplo, no me atrevería a usarte de excusa para escribir sino estuviese dispuesto a arriesgarme a tu interpretación, valorando si mis palabras valen la pena de ser leídas.

Yo no tengo preguntas, ni respuestas, ni interpretación. Solo disfruto de releer cada una de sus líneas como si las palabras vinieran de un lugar desconocido, como si estuvieran volando en el aire, intentando armar un rompecabezas.
Y yo solo disfruto de dejarlas salir, de donde vengan, con su vida propia. Y de tu mente atenta, que lee como si mis palabras importaran realmente. Por eso, gracias.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Dame licencia, para comunicar entre laberintos.

Grandes visiones y oportunidades se muestran a mí alrededor.
La vida. Tan intensa y rutinaria a la vez, tan esplendida en belleza y en ausencia.
Son esas gotitas que van llenando poco a poco el vaso, hasta que por imprudencia o diversión decidís darle vuelta a la mesa. Empezar otra vez, rellenar vacios, extrañar posibilidades, olvidar personas y defender algunas relaciones.
La mayor seguridad que se pueda vivir cuando uno no sabe cómo actuar, ser el nuevo, inexperimentado, bendecido con juventud, es saber que no se está en control, es saber que no necesitás control.
Lo que quiero sentir ahora para vos es ternura, cariño, amistad, sin embargo, es miedo lo que llena mi ser cuando te pienso, es acaso la prudencia que me queda, que sabe que debo cambiar de dirección una vez más. Empezar otra vez, rellenar vacios, extrañar posibilidades, olvidar personas y defender algunas relaciones.
Mente dispersa, la que se presenta hoy. Dame licencia, para comunicar entre laberintos. No entendás. Solo lee y se vos.