A Él le creo. El me
hace valiente, enjuga mis lágrimas y Consuela mi ser. Su Espíritu mora en mí, Dios mismo cada
segundo, respira conmigo, está a mi lado, me llena de propósito y mueve mis
pasos cuando tropiezo.
El escucha mis
plegarias día y noche, nuestras conversaciones son de nunca acabar. Mi necedad,
mi maldad, mi desobediencia y orgullo cubre con Su gracia. El me da sueños y propósito
y la vida cobra sentido en cuanto me vuelvo a Su presencia. Me da compañía,
cuando estoy solo… me da fuerzas para no perder nunca la fe, en medio de
tragedias y preocupaciones, sonríe y me hace libre de la tristeza.
EL me recuerda que la
vida no acaba hoy, que hay eternidad. Me dio fuerzas cuando perdí lo que amaba,
me da fuerza ahora mismo, y me recordó que mis sueños no descansan en los
hombros de nadie sino en los de Él. Es eterno y poderoso, es real, me da llena
de valentía y de amor, y le recuerda a mi corazón que es objeto de sus
bendiciones. Él es Rey, y cuando dice que vaya voy, y cuando dice espera,
esperaré, si mi Dios dice no, le doy gracias, pues Su voluntad es siempre mejor
que la mía. Él es mi amor, mi ejemplo, mi Padre, mi Pastor, mi amigo y mi
Señor.
Soy su discípulo, él
es mi vida, lo que ocupa mi mente, mis planes de futuro, mis pensamientos
tienden a Él, a lo que hace, a lo que ha dicho, a como mediría mi accionar,
como actuaria. Me importa el tiempo que estoy con El, y en mis conversaciones
la verdad de su Nombre, sus ideas, y sus posiciones están presentes. Evalúo las
opiniones de los demás y el accionar de los demás a la luz de sus palabras. Mi
vida entera está supeditada a Su voluntad, nada me importa más. Él es mi
familia, mi trabajo, mi novia y mi promesa de futuro. De Él aprendo, mi dolor
es experiencia, mi formación es constante. Cuando estoy despierto ocupa mi mente
y al dormir sueño con El. Todo lo llena, Él es suficiente.
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