Olés a días soleados, a vientos alisios y tierras altas, olés a Navidad, juegos de polvora, al último día del año y a risas contagiosas.
Me recordás conversaciones largas, profundas cuando pasás a mi lado y te revolvés el pelo. Los sueños puestos en palabras, la lectura y las fotos en días de poco dormir.
Me huele a alegría, cuando estas cerca, que llena el silencio y borra el tiempo presente, a risas frescas, palabras que no existen y a personajes que juegan que saben de cocina.
Olés a sentimientos canjeables, baratos, de los que no valen la pena, a superficialidad, cuando pasás, queda cierto olor a falsedad en el aire, a secretos e hipocresía, a mujer aprovechada y vacía, que sabe usar y sabe hacer callar su conciencia, con tres palabras.
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