domingo, 15 de abril de 2012

Entre el amor y el olvido

Estar entre el amor y el olvido. Algún día escuché que estar sin amor es vivir media vida. Que frase tan necia, tal vez. Intentar u olvidar, mientras giran los cien colones. Intentar implica dolor, olvidar implica dolor. Que tan triste se mira la vida desde unos ojos tristes, quizá quede en el medio, si lo deseo mucho. De pronto me va a extrañar, al menos el primer día. No es fácil decidir, entre el amor y el olvido. Descarada, por soñar conmigo y quedarte dormida en el camino, por preferir ser de nadie, aunque murás por mí.
A veces la vida se mira vacía, como un apartamento, con cajas sin desempacar. Cajas de salidas un sábado en la noche, de sonrisas forzadas, encuentros incomodos, de horas de trabajo, y madrugadas de estudio, cajas de besos apasionados y otros descuidados, de miradas y conversaciones filosóficas, de tardes en familia, cajas rotas de domingos en la iglesia, y de ratos amparados en la música. A veces, los sueños se miran vacíos.
Estar entre el amor y el olvido. Dos veces a la vez. Seguís siendo vos. Sobre todo y todo, te guardo tu lugar. Me seguís haciendo pedazos cada vez que sonreís. Y tu rostro rellena mis sueños otra vez. Vacío de vivir, cuando la vida se mira como un apartamento, con cajas sin desempacar, de paso, en una tarde melancólica, con frio de lluvia y pocas sonrisas.

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