jueves, 11 de octubre de 2012

Desde temprano en la mañana


Al acecho. Con calma, palpando mis debilidades, siguiendo los cambios en mis emociones, metiéndose en mis sueños, en mis vacíos, usando cada circunstancia, cada objeto, cada olor, y cada recuerdo a su favor. Me destroza por dentro. No tiene prisa, me clava dagas ligeras, pequeños cabos de sueños frustrados, de conversaciones que ya no son iguales, de desplantes y rechazos camuflados.

Tiene mi alma en sus manos, como una enfermedad. Me deja ser yo solo a veces, me deja avanzar un par de momentos al día, y luego cae sobre mí. Me debilita y me roba la esperanza, me hace creer que nunca obtendré el anhelo de mi corazón, que ese barco ya zarpó.

Continúa lucha en la que estamos, yo y tu recuerdo, yo y tus decisiones frías, mis deseos, y el fantasma de la mujer que pudiste ser a mi lado. Dura lección, la que está detrás de una noche de despedidas sin interés, adornada de sueños rotos. 

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